jueves, 12 de enero de 2012

Tema 3; Ej. 1

En esta nueva entrada escribiré sobre un nuevo tema, la salud. La salud y la esperanza de vida ha ido mejorando con el tiempo, gracias a descubrimiento de nuevos medicamentos o mejoras de otros. Las personas tienen una esperanza de vida mayor a la que antiguamente poseían, pero aunque parezca que haya avanzado, no es así en todas partes del mundo.


El factor mas importante para tener una esperanza de vida y una propia vida mejor, es el lugar en el que se nace. Solamente por el hecho de nacer en otro continente o país, delimita tu forma de vivir. Aunque el mundo haya avanzado, y consigo la prevención de enfermedades, parece mentira que a unos miles de kilómetros de un país desarrollado haya personas que mueran de enfermedades que en otro lugar se cura con un simple medicamento o una vacuna. Es el hecho de vivir en un país tercermundista que un niño no pueda llegar ni a los cinco años, por desnutrición o un simple sarampión, y que en cambio en otros países con más nivel económico, es decir, desarrollado, cualquier niño pueda permitirse una alimentación y una buena salud, viviendo los dos en la misma sociedad. Lo peor de todos es que las personas que tienen la suerte de vivir en mejores circunstancias no hagan nada para ayudar, ya que si todos hicieran cualquier cosa por preocuparse por esa gente, podrían mejorar, aunque sea un poco, su forma de vida.


En el libro de CMC hemos leído dos historias sobre diferentes chicas, que sirve muy bien de ejemplo sobre este tema y lo que he escrito:
Trata sobre dos chicas, Natalia y Shani, que una viviendo en Granada, tiene una esperanza de vida de 83 años, mientras la otra, de Luanda, solo de 38. Las dos van creciendo, pero la española puede permitirse una educación y inmunizarse de enfermedades infantiles, en cambio; Shani, en Angola, no va al colegio ni está vacunada de enfermedades. Al llegar a la mayoría de edad, Natalia va a terminar sus estudios pero Shani esta teniendo su segundo hijo, y el primero de la española nacerá 12 años después. Natalia llega a los 80 años, con su hijo y viviendo en una residencia, pero Shani murió de sida a los 38.
Como se cuenta en el texto, solo por la diferencia de país una sobrevive 40 años más que la otra.


Esto es una triste realidad, porque todos merecemos tener una educación, una familia, una buena alimentación y sobre todo una salud y esperanza de vida, sin importar el lugar en el que se nazca o poder que se tenga.



 

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